Un estudio realizado en pacientes con ataques cardíacos utilizó una dosis alta de omega-3 durante seis meses seguidos de seis años de seguimiento. La intervención previno episodios cardíacos tan solo en el grupo que mejoró sus niveles de omega-3 en los tejidos.
Los datos de un estudio a gran escala y a largo plazo confirman que lo importante en la suplementación con omega-3 es el nivel de EPA y DHA que los sujetos alcanzan en sus tejidos.
Suplementos a base de omega-3
La nueva investigación, publicada en el International Journal of Cardiology, se realizó utilizando una forma farmacéutica de omega-3 comercializada como Lovaza del gigante farmacéutico GSK. Se trata de un concentrado de aceite de pescado al 84%, que proporciona 465 mg de EPA y 375 mg de DHA en cada cápsula blanda de 1 gramo.
Concretamente, la dosis de investigación fue de 4 cápsulas al día, lo que significa que los sujetos tomaban dosis diarias de 1.865 mg de EPA y 1.500 mg de DHA.
La población del estudio estuvo compuesta por 358 adultos que habían sufrido ataques cardíacos importantes. Más del 70% de la cohorte estaba formada por hombres. La edad promedio era de 48 años, pero variaba entre 32 y 64 años. Los participantes se dividieron en dos grupos, el primero tomó el suplemento a base de aceite de pescado durante seis meses y el otro recibió un placebo.
Por lo tanto, los sujetos tomaron el medicamento o el placebo durante seis meses mientras recibían el régimen de atención estándar que incluía modificaciones de la dieta y el estilo de vida. Tras la fase inicial de tratamiento, se hizo un seguimiento de los pacientes durante un total de unos seis años.
Apoyo para la salud del corazón
El diseño del estudio tenía como objetivo investigar si una dosis alta de ácidos grasos omega-3 podría reducir el riesgo de eventos cardíacos adversos mayores (MACE) posteriores a los ataques cardíacos iniciales. Uno de los mecanismos postulados para este supuesto efecto protector es la capacidad previamente demostrada de la suplementación con omega-3 para restringir la remodelación del ventrículo izquierdo del corazón después de un infarto de miocardio grave.
En un ataque cardíaco, una parte del músculo cardíaco se ve privada de oxígeno, lo que provoca daño tisular y/o muerte. La pared muscular del corazón en esa parte del ventrículo izquierdo se reemplaza por tejido cicatricial fibroso. El resto del ventrículo responde volviéndose más esférico, con paredes engrosadas que presentan grandes cantidades de fibras de colágeno intersticiales.
Además, el rendimiento del corazón se reduce con esta remodelación y empeora progresivamente a medida que continúan esos cambios en la conformación del corazón. Los cambios se asocian con peores resultados para los pacientes que ya han sufrido un ataque cardíaco.
Después de los seis años de seguimiento, los investigadores informaron que, en general, no hubo diferencias entre los dos grupos en términos de MACE. Sin embargo, los autores del estudio observaron que aquellos pacientes que lograron el mayor aumento en sus niveles de índice Omega-3 (una medida de EPA y DHA en el tejido de los glóbulos rojos) experimentaron una reducción significativa de MACE durante el período de seguimiento.
¿Cuánto omega-3 debes tomar?
Según las declaraciones de William S. Harris, director del Instituto de Investigación de Ácidos Grasos y uno de los coautores del artículo, “lo importante es el nivel de omega-3 alcanzado en los tejidos, no la dosis o forma del suplemento utilizado en el estudio”.
Después de todo, el primer indicio de las propiedades cardioprotectoras de los altos niveles de omega-3 provino de una investigación basada en la población que comparó a los groenlandeses, que consumían una dieta tradicional que incluía grasas en forma de grasa de ballena y foca, así como pescado graso, con los estadounidenses y daneses, cuyas dietas eran similares en términos de contenido total de grasa. Los groenlandeses sufrieron enfermedades cardíacas en una fracción de la tasa de los daneses y los estadounidenses. En cambio, un punto clave es que esos groenlandeses habían consumido una dieta rica en omega-3 durante toda su vida, no solo seis meses.
Conclusión y resultados
En resumen, en este estudio de seguimiento se tuvieron en cuenta los resultados obtenidos a partir de los pacientes que habían sufrido un infarto de miocardio. Estos tomaron 4 gramos al día de Lovaza durante 6 meses después del ataque cardíaco. Cabe señalar que a pesar de haber sido asignados a omega-3, no reducía el riesgo de eventos cardíacos adversos importantes (MACE) durante los 6 años siguientes.
Por otro lado, los sujetos que experimentaron un aumento de cinco unidades en el índice de omega-3 durante el período de tratamiento tenían muchas menos probabilidades de tener un MACE que aquellos cuyo índice no aumentó en cinco unidades, tal y como avanzó Harris en la publicación Natural Products Insider.
Por lo tanto, “los niveles de omega-3, no la ingesta de omega-3 en sí, son los que brindan beneficios cardíacos”, según Harris. El autor añade que “los médicos deben hacer todo lo posible para medir el índice de omega-3 en sus pacientes que han sufrido un infarto de miocardio, para después dosificar con EPA+DHA para lograr un aumento de 5 unidades, por ejemplo, pasando del 4% al 9% o más”.
Referencias
Bernhard B, Heydari B, Abdullah S, Francis SA, Lumish H, Wang W, Jerosch-Herold M, Harris WS, Kwong RY. Effect of six month’s treatment with omega-3 acid ethyl esters on long-term outcomes after acute myocardial infarction: The OMEGA-REMODEL randomized clinical trial. Int J Cardiol. 2024 Mar 15;399:131698.
Leaf A. Historical overview of n-3 fatty acids and coronary heart disease. Am J Clin Nutr. 2008 Jun;87(6):1978S-80S.