Tener un test que revele la verdad definitiva sobre uno mismo es muy popular. Los tests llevan un tiempo en el mercado, pero se han difundido y adoptado a través de las revistas. Mucho antes de que Internet facilitara el acceso a todo tipo de información, las revistas impresas tenían un par de tests de personalidad en su edición semanal. El público se familiarizó con ellos y abrieron el camino a otros tests de personalidad como el los eneagramas. Hoy echaremos un vistazo a 3 tipos únicos que no son tan comunes y que han hecho su aparición a lo largo de los años.
Test de establecer prioridades
En este punto, el test ofrece una lista de opciones al participante y espera que ponga las cosas en el orden que le parezca correcto. Cada opción representa un sector diferente. Un test común utiliza puertas de diferentes colores y pide que la persona elija qué puerta se abrirá primero.
Cada puerta esconde un sector de la vida diferente, como la carrera y los amigos, según el color. La puerta que abrirá primero muestra lo que prioriza en ese momento en su vida. En otros casos, se sugiere una lista de actividades y la persona vuelve a decidir qué hará primero. El participante siempre tiene la opción de no seleccionar nada en absoluto, lo que significa que prefiere evitar esa cosa en su vida en este momento.
Se le reta a construir una historia completa.
Tomar decisiones
Otro tipo de test muy popular utiliza una estructura interesante para sacar conclusiones sobre la personalidad y el estado psicológico del individuo. El test crea un fondo determinado en el que los participantes se colocan y actúan como los protagonistas de un videojuego. El escenario está preparado pero las opciones no.
El escenario suele recordar a los cuentos de hadas, ya que están conectados con la cultura de la mayoría de la gente y pueden encontrar conexiones obvias con ellos. Por ejemplo, se le puede pedir que imagine que está en un bosque y que describa cómo es el bosque. Si la imaginación de la persona es escasa, puedes ayudar al participante a crear una imagen guiando su imaginación. Puedes hacer preguntas como «¿Tiene árboles altos?», etc.
Una vez contestada la pregunta, el personaje pasa al siguiente paso. Por ejemplo, puedes pedirle a la persona que hace la prueba que vuelva a cerrar los ojos e imagine que entra en el bosque. La siguiente pregunta sería algo así como «Ahora, imagina que has encontrado un jarrón, describe su tamaño, material, etc.
Cada paso del proceso da una cantidad de información sobre cómo piensa la persona, si es optimista, sensible, triste, etc. Este tipo de test da mucho espacio a la imaginación de la persona y se considera que tiene una ventaja sobre el anticuado test de elección múltiple.
Respuestas basadas en material visual
Mucho antes de que se pusieran de moda los tests psicológicos, los psiquiatras trataban de encontrar una forma de evaluar si alguien está coqueteando con la esquizofrenia o cualquier otro trastorno mental grave. En aquella época no se examinaban a fondo las «enfermedades del cerebro y del alma» y aún queda mucho camino por recorrer hasta que la ciencia encuentre una forma de averiguar lo que ocurre en el fondo del alma de una persona. Al tener muy pocas herramientas para intentar dar sentido al caos que dominaba en ese momento, los científicos idearon las imágenes.
La idea era mostrar al paciente imágenes especialmente diseñadas y pedirle que dijera lo que veía en ellas. Las imágenes eran bastante abstractas y podían recordar situaciones pacíficas o caóticas. Por ejemplo, una mente sana podría ver la imagen y decir que ve a dos osos bailando, mientras que una mente enferma vería a dos personas intentando matarse.
Las imágenes eran intencionadamente abstractas para dejar espacio a la imaginación de la persona y permitirle revelar sus pensamientos subconscientes. Estos cuadros se utilizaron durante un tiempo, cuando Internet se expandió cualquiera podía encontrarlos en la red. Ahora mismo el interés por ellos es muy bajo, ya que sólo dan una evaluación cruda de si alguien está enfermo y no dan ninguna suposición particular sobre la personalidad del participante.